_ Nooooo!!.por favor no...mas noooo!! Dios miooo, que alguien me ayude!!!
Socorrooo, Dios mio, donde estás, me has abandonado!!!!!...
Los gritos de Sor Angela traspasan los muros de aquél convento en mitad de la noche, pero nadie va a socorrerla, nadie quiere escuchar sus lamentos desgarradores.
Las demás hermanas junto con la madre superiora se encuentran en la capilla rezando por su alma, para que Dios tenga compasión de esa pobre sufridora, que dice llevar el demonio dentro, pero ellas saben que lo único cierto es que ha perdído la razón, y lo único que hace es hacerse daño, desgarrandose su propias carnes, y dejandolas sangrar cada noche.
Ella está convencida de que alguien se apodera de su alma y la posee, para hacer con ella todo lo que se le antoja diciendola que quiere acabar cuanto antes con ella, pero que antes tiene una labor que realizar.
Va pasando el tiempo, y Sor Angela empieza a sentirse peor, vomita...deja de comer, cada noche sus gritos desgarradores, siguen devorando las paredes de aquél convento que sobrecoge a cualquier mortal.
La madre superiora no puede mas, y aunque sigue pensando que es todo fruto de la locura de la hermana...se pone en contacto con un sacerdote que realiza exorcísmos.
El padre Damián, se acerca una mañana con su crucifijo y su maleta con todos los materiales para salvar a esa pobre desgraciada.
Al entrar en sus aposentos se encuentra con una mujer joven, hermosa, llena de heridas por brazos, cara y piernas, que nunca llegan a cicatrizar, y con unos ojos llenos de terror, por lo que cada noche tiene que vivir.
El padre, hombre de mediana edad con bastante experiencia en estos casos, se dispone a preparar todo lo necesario para seguir el ritual.
Cuando se encuentra a punto de empezar, siente como algo le aprisiona el pecho y de pronto ahí está él.
Los ojos de la joven quedan en blanco y de su boca salen blasfemias dedicadas al sacerdote.
El sacerdote haciendo caso omiso de sus palabras, sigue con su trabajo, cuando de pronto, una fuerza le tira de la silla donde estaba sentado.
Sin poder llegar a hacerse con el libro y demás, es lanzado contra la pared, y en ese momento intenta defenderse, y es cuando esa fuerza coge forma, y ante él aparece una figura dantesca, entonces agarra el crucifijo y se lo pone delante de la cara de aquel ser.
Esa figura da un grito y al verse agredido, en vez de luchar desde fuera, se introduce en el cuerpo del sacerdote, que con gran pavor ve como su cuerpo realiza movimientos jamás realizados.
Sor Angela está totalmente aterrada por lo que está presenciando, e intenta escapar, pero el sacerdote poseído por el propio diablo, la golpea y la tira a la cama donde, la viola repetidas veces, desgarrandole la piel con sus propias uñas.
Pero no era el sacerdote el que allí estaba, sino el demonio que lo estaba utilizando como puente para descargar su savia, la savia que algún día sería la que engendraría al autentico descendiente del mal.
Cuando todo ha pasado, el sacerdote, vuelve en sí y se da cuenta de lo que ha hecho, por lo que huye despavorido de allí, dejando a la pobre desgraciada herida sobre la cama.
Las hermanas no pueden dar crédito a lo que están viendo, y socorren a su hermana.
Pasado unos meses ven como su vientre va aumentando.
La pobre, resignada a aquél futuro incierto que le habían deparado, pero al menos, cesaron las visitas nocturnas, y podría descansar unos meses hasta que naciera ese hijo que le habían impuesto sin ella quererlo, pero que no tenía culpa de nada de lo que había ocurrido.
Llegó el momento del parto, y entre las hermanas y la madre superiora pudieron hacer frente a tan dificil y duro alumbramiento, que se cobró la vida de aquella inocente mujer.
Nació una hermosa criatura, a la que pusieron de nombre Lorena.
Lorena se crió entre monjas, de las que recibió todo el cariño que una madre puede dar a su hijo, y a los 6 años fue entregada en adopción a un matrimonio, para que la niña viviera fuera de aquellos muros, y viera el mundo como cualquier otro niño.
Lorena creció feliz en una familia en la que nunca le faltó de nada.
Se hizo una mujer, estudió la carrera de periodismo, que siempre fue su pasión, el poder escribir sobre lo que fuera.
Siempre tuvo problemas con los hombres, nunca cuajaban sus relaciones, algo sucedía en la intimidad, que Lorena sentía algo.
Llevaba un tiempo que a la mente le venían retazos de una vida que ella nunca había vivido, pero que la atormentaban.
Cada vez que intentaba tener relaciones sexuales con sus parejas, venían a su mente visiones muy desagradables. Tanto fue así que dejó de lado el tema de pareja para centrarse en su vida social.
Empezó a trabajar en un periódico, donde la valoraron desde el principio.
Así su vida fue como la de cualquier muchacha, entre su trabajo y su casa, que no compartía con nadie, pero en la que se sentía bien, hasta cierto punto, hasta que su tranquilidad fue usurpada.
Capítulo II
Lorena una joven periodista de 32 años, soltera y liberal como siempre se declaraba, para que ningún hombre intentara llevarla al altar, ya que sus dos relaciones anteriores la habían dejado muy mal sabor de boca, por lo que llevaba meses sin mantener ninguna relación importante, estaba entregada a su trabajo, y a su futuro libro.
Llevaba meses intentandolo escribir, tenía muchas ideas preconcebidas en su cabeza, a veces hacía un borrador con un capítulo, al dia siguiente no le convencía y lo tiraba a la papelera...otras veces se quedaba horas, intentado pensar, pero llevaba un tiempo que no adelantaba nada, no conseguía concentrarse, debido a los ruidos del vecino de al lado, que se pasaba el dia discutiendo con su esposa y sus hijos.
El estrés que también le causaba el trabajo últimamente, también era un motivo importante.
Le habían puesto en la sección de sucesos, y algunas veces llegaba bastante afectada a casa.
Tanto era el estrés que estaba sufriendo, que tuvieron que darle una baja laboral, no podía
seguir así con ese ritmo de vida.
Su psicólogo, después de tratarla durante dos meses, pensó que le vendría muy bien cambiar de aires, y le recomendó que lo mejor sería alejarse de la gran ciudad por un tiempo, para ver que tal resultaba el cambio.
Lorena pensó que sería una buena idea, para descansar su mente, y su cuerpo...y la ocasión para acabar su soñado libro.
Alquiló una casita en el campo, que encontró en Internet
lejos de la gran ciudad.
Le aseguraron que esa zona era muy tranquila; se encontraba a unos 15 km del pueblo mas cercano.
Había otras dos casas a una distancia de 2km mas o menos, pero por lo que le dijeron, en esa época los dueños vivían en la ciudad. Por lo que era ideal, para lo que ella la necesitaba.
Podría disfrutar de esa soledad tan ansiada, que iba buscando.
Decidió que iría en su coche, no sin asegurarse antes de llevarle a un taller.
En un principio pensó hacerlo en autobus hasta el pueblo mas cercano, y después ya vería, ya que su coche ya tenía bastantes años, y el sueldo que tenía tampoco era muy boyante como para cambiar de coche en esos momentos, y así iba tirando con él como podía;
pero se dió cuenta que posiblemente no encontrara a nadie que la pudiera llevar hasta la casa, al fin y al cabo, el pueblo por lo que sabía era muy pequeño.
Así que no tuvo otra alternativa.
A veces, no le daba la gana arrancar, o le costaba bastante conseguirlo.
El mecánico le aseguró que no tendría problemas, puesto que ya le había cambiado una pieza que estaba en mal estado.
Lorena preparó sus maletas con bastante ropa de invierno, ya que en esa zona hacía bastante frío, y pronto llegarían las nevadas.
Preparó su ordenador portátil, ese no podía faltar...y sobre todo con muchas ganas de disfrutar de ese descanso, de ruidos...de bullicio de la calle...policia...ambulancias...y sobre todo de esos vecinos tan latosos que le había tocado.
Fue un viaje cansado, de cuatro horas, aunque mas cansado por el coche que debía de parar a menudo, para que no se calentara mucho el motor.
De camino, compró provisiones para no tener que salir a comprar al pueblo, que como le habían dicho estaba retirado.
Se abasteció de bastante comida, para no preocuparse por las compras, y aprovechar al máximo su estancia allí.
Cuando llegó hasta la casa, después de perderse dos veces debido a la ubicación tan escondida en la que se encontraba... se quedó atónita, ante la belleza de esa casa.
_ ¿Esta es la "casita"?...¡madre de Dios!
En la fotografía no se apreciaba muy bien los detalles, y tampoco creyó que fuera tan grande, pero allí estaba, ante una preciosa mansión de principios del siglo XIX, con un estanque frente a la puerta principal.
Atravesó el porche, a través de cuatro columnas que enmarcaban la puerta, una gran puerta blanca, con un golpeador dorado en forma de cabeza de león.
Al abrirla, quedó impresionada ante aquel salón que se abría ante sus ojos.
No podía creer que esa fuera la casa, se habría equivocado?...pero la llave coincidía con la cerradura, por lo tanto era aquella.
Como podía ser que una gran casa así no costara mas de lo que pagaba por el alquiler de su apartamento de 80 metros?...no lo podía entender.
Tal vez por una vez en la vida la suerte estuviera de su parte.
Se dirigió a la cocina a dejar la cantidad de bolsas de comida que llevaba.
Una cocina enorme, donde se apreciaba que en su época habían tenído sirvientes, por la ubicación y el tamaño de la mísma. Se diría que aquella casa había sido de una familia de bien, poderosa, por la decoración y los artículos de adorno que se veían, algo que también le extrañó a Lorena, que siendo para alquilar, dejaran cosas de valor al alcanze de gente desconocida.
Se puso a merodear por allí muy curiosa por ver todo tipo de detalles que allí había.
Realmente era sorprendente encontrar una casa así, y tener el placer de disfrutarla por tiempo, se decía ella.
Bajo la escalera, vió una puerta que estaba cerrada, supuso que sería el sótano, por lo tanto no tuvo ningún interés, en ver que podía haber allí.
Siguió indagando por la planta baja, había un despacho con una gran mesa de caoba, y un sillón orejero, de cuero negro.
De la pared pendía un retrato de un hombre con cara de pocos amigos y remilgado, con un bigote de época. Lorena le sacó la lengua, y siguió observando.
Se puso a mirar la gran biblioteca que se encontraba detrás del sillón.
Una biblioteca que ocupaba dos paredes, con una cantidad de libros que llegaban al techo.
Lorena pensó que algún dia ya se entretendría en ojear aquellas obras que realmente eran unas joyas de la literatura, impecables.
También encontró un gran salón cerrado con dos grandes puertas, y al abrírlo, notó un olor a cerrado, por lo que abrió las grandes ventanas para que se airease.
En el salón, se podía uno imaginar aquella época, en la que se celebraban fiestas y bailes para la gente rica y con poder.
Era realmente hermoso. A Lorena le recordó el salón del palacio en el cuento de Cenicienta, e imitando sus movimientos empezó a danzar, junto a su príncipe imaginario.
Estaba en las nubes soñando con todo aquello en otra época.
Lorena estaba asombrada con todo lo que estaba viendo allí, y sobre todo, porque no entendía como podían cobrarle 800 € al mes por esa casa.
Dejó de darle vueltas a lo mísmo, y pensó que debía de disfrutarlo, entonces se decidió a subír a la planta de arriba.
Se encaminó por una gran escalera de caracol, que daba a los dormitorios.
La escalera acababa abriendose en un pasillo con dos direcciones.
Un pasillo a la derecha y otro a la izquierda, Lorena pensó que eso era demasiado para ella sola, y que posiblemente fuera una casa muy fria en invierno, por su gran tamaño.
Se decidió por el pasillo de la derecha; en él había tres puertas a la derecha y cuatro a la izquierda. El fondo del pasillo acababa con un gran ventanal que daba luz a toda esa parte de la casa. Pensó en mirar las habitaciones para ver cual tenía mas luz, y así decidirse por una en la que hospedarse.
Empezó por la última de la pared de la izquierda; al abrir la puerta, se encontró, un pasillo que rodeaba a los otros dormitorios de esa pared, que curioso, se dijo así misma.
En ese pasillo que daba por la parte de atrás a las habitaciones, unicamente había una puerta, la cual estaba cerrada con llave. Siguió adelante, dandose cuenta que al final había otra puerta, la que íba a dar de nuevo con el pasillo que se encontró al pié de la escalera.
Este pasillo rodeaba las dos alas de la casa donde se encontraban los dormitorios.
Pensó que era un poco rara esa distribución, pero tal vez era un capricho del arquitecto o de los primeros dueños de la casa.
La diferencia que había, era algo de lo que Lorena no se había percatado al principio.
Al salír por la ultima puerta se dió cuenta que el pasillo de ese ala se extendía mas aún.
Fue a ver que había, pensando que al final terminaría perdiendose, pues eso mas que una casa, parecía un laberinto.
Después de ver que en aquél pasillo había dos puertas que estaban cerradas con llave, y un salón abierto en el que había un gran piano de cola, y un arpa, además de muchos cuadros de personas con caras serias...regresó a su lugar de partída, a elegír dormitorio.
Al final, se decantó por uno en tonos rosa y musgo, con flores en las paredes que le daban un cierto aire de nostalgia.
Bajó de nuevo y salió al coche para coger sus maletas y colocar sus cosas en aquel dormitorio, y al darse la vuelta...
_ Vaya, se ha debido de cerrar la puerta sola con el aire.
Y ahora la llave donde la dejé?...que cabecita. Ah ya, me acostumbraré a dejarla siempre en el aparador que hay al lado de la entrada así siempre sabré donde están.
Lorena dejó sus cosas en el dormitorio, para colocar en otro momento y bajó a la cocina a prepararse algo de comer, y colocar todo lo que había comprado en el pueblo.
La cocina se notaba fria, tan grande, tan vacía.
Se preparó algo rápido un sandwich y una ensalada. Se dirigió al comedor, y en una esquina de la gran mesa se sentó a comerselo tranquilamente.
Mientras comía, observaba la gran sala.
Notaba cierto escalofrío, y pensó que se debía a que la casa se encontraba fria debido a que nadie la habitaba.
Encendió la chimenea, y se sentó delante, observando las figuras que dibujaban las llamas.
Tan concentrada estaba en la imagen que no se dió cuenta de que la puerta del salón se cerró.
Al cabo de un rato, se levantó para beber del vaso de zumo que se había preparado, y según se lo tomaba, le pareció escuchar algo.
Lorena dejó el vaso y se acercó a la puerta, y al intentar abrírla, no pudo, pensó que se habría atrancado al estar tanto tiempo sin utilizar.
Volvió a intentar y acto seguido se abrió sin ningún esfuerzo.
Lorena se quedó un poco extrañada, pero era una mujer que no solía darle muchas vueltas a las cosas, por lo que recogió todo, y después de tomarse su pastilla para descansar...cerró las ventanas, qyue había abierto al llegar, y se subió al dormitorio.
Aquella noche, su primera noche en aquella casa de ensueño, de cuento de princesas, y príncipes...durmió como un lirón. Se encontraba tan cansada del viaje, que cayó rendida...
Despertó con la luz del dia, que a través de las cortinas de organdí, dejaba pasar los rayos del sol. Parecía que el día despuntaba bueno.
Lorena se levantó con energía, quería disfrutar de todo aquello, la casa...el lago que se encontraba a unos 200 metros, y al que nadie por lo que supo accedía desde hacía muchos años. Todo esto era nuevo para ella, acostumbrada al bullício de las gentes, de los coches, y era su paraíso particular, el tiempo que estuviera allí.
Capítulo III
Por el día se pasaba las horas escribiendo, en el despacho de la planta baja, aunque le parecía demasiado triste, y como aún había dias que apetecía salir fuera, a veces se íba al lago con el portátil, a escribir.
Allí frente al agua en calma, que le transmitía tanta paz, su mente se abría a la naturaleza, para escribir cosas bellas.
Una mañana, decidió ir a hacer un poco de ejercício por el bosque, escuchando musica en su mp4.
Iba haciendo footing, cuando le pareció ver algo que se movía entre los árboles, a su derecha. Fué aminorando la marcha hasta que paró y estubo observando, algo se movía, se quitó los cascos de la música y escuchó unas débiles pisadas.
Lorena empezó a ponerse nerviosa, porque allí nadie debía de haber, solo ella y la naturaleza. Su corazón se aceleraba a pasos agigantados. Cuando estaba a punto de echar a correr sin mirar atrás...pegó un grito al encontrarse de cara con un cervatíllo.
Se sintió ridícula ante aquella situación.
_ Menos mal que nadie me ha visto, que vergüenza, jaja rió.
Íban pasando los días, ya se notaba que se hacían cada vez mas cortos.
Se acercaba el mes de Noviembre...y el clima empezaba a ser inestable.
Una noche, otra de tantas, cuando llevaba allí mas de dos semanas, al irse a acostar y abrír la puerta de la habitación, notó un gélido frio que le heló la sangre. Tuvo que rodearse con sus brazos para apaciguar aquella sensación tan desagradable, el vello se le erizó.
Sintió, como una corriente de aire recorría de un lado a otro, la estancia...como queriendo marcar terreno.
Sintió miedo, no tenía idea de lo que podía ser.
Salió de la habitación, cogió una manta y se quedó a dormir en el sofá del salón de la planta baja.
Lorena habia alquilado la casa hasta finales de Febrero, nadie la esperaba en la ciudad, por lo que no tenía prisas para regresar.
Llevaba dos noches que al quedarse dormida, algo la despertaba de repente, hasta hacerla saltar de la cama. Siempre pensaba lo mísmo, que sería en sueño.
Una noche, estando a punto de meterse en la cama, escuchó unos pasos por el pasillo. Lorena se quedó petrificada, y sin respirar para escucharlos mejor, no sintió nada, pensó que eran los propios ruidos de una casa en silencio y casi deshabitada.
Se dispuso a dormir, y de repente, escuchó el portazo de una puerta al cerrarse. Pensó que podía haberse dejado alguna ventana de abajo abierta y era la corriente de aire.
Se levantó, y bajó, pero todo estaba en orden. Al ir de nuevo a subir a la planta de arríba, escuchó unos pequeños ruidos que provenían de la parte de los dormitorios.
Subió temerosa por no saber lo que se encontraría, pensó en ratas, o algún animal que se hubiera colado por las ventanas, pero allí no había nada.
Amaneció lloviendo y con frio, Lorena agradeció el haberse acordado el dia anterior de ir al pueblo a por unas cosillas que le hacía falta.
El coche la había dejado tirada cuando intentó arrancarlo para regresar.
No se podía esperar algo así, después de que el mecánico le asegurara de que todo estaba ya arreglado...
Le llamó desde una cabina toda enfadada, pidiendole explicaciones de el por qué, pero el mecánico poco podía hacer aunque lo hubiera intentado a mas de 400 km de distancia.
El hijo de la panadera se ofreció a llevarla de vuelta a la casa.
Por el camino, el muchacho le preguntó en casa se hospedaba, pero al decirle la casa que era, al joven le cambió el color de la cara, que por suerte ella no vió, pero que le notó algo extraño, cuando le dijo en un cruce a 50 metros, que debía volver pronto pues su madre le necesitaba.
La ayudó a bajar todos los bultos y allí la dejó, anonadada por tan absurda reacción.
_¿Habré dicho algo que le haya incomodado?
Que gente mas rara hay por aquí.
Por fin y con un poco de dificultad consiguió llegar hasta la puerta de la casa.
Se preguntaba si todos los hombres allí serían tan galantes, y se maldecía a ella misma por su mala suerte.
Ahora pensaba en su coche.
Lo dejó en el pueblo en un taller que nisiquiera sabía lo que le harían. Si uno que la conocía le dejaba el coche mal....¿que haría este que no la conocía de nada?
Bastante pesimísta por su suerte, se puso a recoger la habitación.
Al abrír el armario para colocar su ropa ya limpia, tocó algo en el fondo.
Siguió colgando la ropa, y pensando que sería lo que había tocado. Decidió mirar, y allí detrás había algo oculto tras un papel de pared pintado.
Pensó dejarlo, pues al fin y al cabo no era su casa, y quien sabe, lo mismo era un sobre fondo del armario nada mas.
Si, seguro sería eso, se convenció.
El dia lo pasó concentrada en su novela, que ya empezaba a coger forma, y se sentía felíz de haber podido arrancar una trama.
También se encontraba mejor del estrés, aquél retiro estaba dando su fruto.
Una noche en la que una fuerte tormenta traspasó con sus relámpagos los cristales de la ventana, Lorena se sentía un poco asustada por la fuerza que había tomado. Cerró todas las ventanas y se quedó en el salón de la planta baja frente a la chimenea...fijando su atención en las formas que dibujaban las llamas.
Algo la empujó a levantarse y mirar por la ventana, y pudo ver como un hombre desde fuera le hacía señas, con los brazos y gritando.
Se asustó al ver por allí a un hombre al estar tan lejos del pueblo, y mas aún con la tormenta que había.
Abrió la puerta y aquél hombre sin acercarse a la casa y a gritos le dijo:
_ ¡Llegó la hora. Él vendrá a por ti, el rey del mal, el mismísimo diablo en persona tomará de tus entrañas, huye, no pierdas mas tiempo, porque una vez que lo haga, no podrás dar marcha atrás, estás a tiempo aún de salvarte.!
Dicho esto salió corriendo despavorido rezando unas plegarias a gritos.
Lorena quedó aterrorizada, por las palabras de ese personaje, pensó que estaba loco, pues era lo mas normal, se metió dentro de la casa y cerró la puerta con llave.
Esa noche después de cenar subió temprano a su dormitorio, le apetecía escribir un rato en la cama.
La tormenta no cesaba, y no se podía concentrar en la novela, debido al ruido de los truenos y a que no se le iba de la cabeza lo que ese hombre le dijo, con esa cara de terror.
Dejó el portátil y apagando la luz, se dispuso a dormir. Fue cuando escuchó un ruido por el pasillo, de nuevo como aquella otra vez.
Esta vez Lorena se sentía mas asustada acaso sería por lo ocurrido esa noche, pero tenía que salir para ver lo que era.
Salió al pasillo, siguió el ruido por donde parecía que se escuchaba, y fue a dar con la habitación que se encontraba a espaldas de los dormitorios, aquella que estaba cerrada con llave, pero lógicamente no pudo hacer nada, los ruidos cesaron.
Definitivamente Lorena pensó que habia ratas en aquel cuarto, pero ¿como podía haberlo escuchado tan de cerca si estaba al otro lado del pasillo?
Casualidades, se dijo.
Capítulo IV
Lorena esa noche se tomó su pastilla para dormir y se acostó.
De nuevo algo la sobresaltó, mientras estaba sentada en la cama, con el corazón acelerado por el susto que recibió...pudo darse cuenta de algo.
En la lejanía parecía escucharse unos tímidos sollozos, que parecían proceder de la parte baja de la casa. No podia ser, no había nadie mas que ella allí, sería ya su imaginación por lo que estaba pasando. La tormenta, el loco...
Pensó en el sótano, pero no tenía llaves, puesto que no le dijeron nada y además que podría haber allí?...la caldera...cosas viejas guardadas por los dueños de la casa... no le daría mas vueltas, a veces el propio miedo hace escuchar cosas que no existen.
Una noche ya no pudo mas, los ruidos no cesaban y se decidió a ir a ver que ocurría.
Bajó muy nerviosa, sin saber lo que se encontraría allí.
La puerta del sótano estaba cerrada con un candado, lo empezó a manipular tirar, ayudandose de un martillo golpeando pero fue inutil, al no tener llaves, poco podía hacer.
En un momento en el que acercó el oido a la puerta para intentar escuchar algo...un fuerte golpe la hizo retroceder impulsivamente.
Fué directamente en la puerta, como si alguien hubiera golpeado fuertemente con algo.
Ella temerosa, preguntó si había alguien allí, y al otro lado se escuchó un leve gemido, como un quejido.
Siguió preguntando y una voz de mujer le pidió auxilio, diciendola que tenía miedo, que la sacara de allí.
_ ¿Como podía ser que una persona llevara tanto tiempo encerrada allí abajo,
y siguiera con vida?
Lorena, sacó fuerzas,se fue al granero y allí entre las herramientas que el dueño de la casa utilizaba para el campo, encontró un motosierra, algo que nunca antes había utilizado, pero que tenía que intentarlo como fuera.
Volvió a la casa, se acercó al candado y después de un largo rato de intentarlo, al fin lo consiguió.
El candado cayó al suelo, y ella se dispuso a abrir la puerta.
Allí no había nadie, comenzó a bajar las escaleras y llamar a la mujer intentandola tranquilizar, diciendola que ya estaba a salvo que no tuviera miedo, cuando de repente Lorena fue atravesada por una fuerza sobrenatural. Su cuerpo sintió una convulsión que la hizo caer al suelo, y perder el conocimiento.
A los pocos minutos despertó sin recordar nada de lo que le había sucedido, lo que vió fueron muchos trastos viejos...y lo que normalmente suele haber en sitios así, pero al fondo vió algo, una pequeña puerta muy vieja, cerrada únicamente con un cerrojo manual.
Lo abrió y lo que encontró allí la sobrecogió.
Enganchado a una pared con cadenas en manos y pies...ya medio desvencijado se encontraban los restos de una persona, solo quedaba el esqueleto, y junto a él...una cuna; al ir a mirar, vió algo expeluznante. El cuerpecito de un bebé con un aspecto totalmente demoníaco...sin descomponer.
Lorena salió corriendo y gritando, sin mirar atrás, cerro la puerta, y regresó al granero donde encontró unas tablas que clavó en la puerta de lado a lado...para que lo que fuera lo que había allí no saliera nunca, pero ya era demasiado tarde.
La casa estaba en calma, Lorena quiso llamar a la policia para contar el suceso, pero el teléfono de la casa no tenía línea, como era posible?...la dijeron que disfrutaría de línea telefónica, ese era el trato, y por eso dejó su móvil en casa, para que nadie la molestara, y a la vez ella estar en contacto con el exterior, pero no fue así.
Y sabe Dios cuando pasaría alguien por allí, que podría hacer?
Pensó que si había estado así mas tiempo no pasaría nada por que estuviera un poco mas, y decidió calmarse, al fin y al cabo estaban muertos, ya no podían hacer daño. Ella no imaginaba cuanto daño podrían hacerla.
Pero que era aquello? se preguntaba, llegó a la conclusión que era un bebé deforme,
¿acaso un muñeco?...pues no llegó a verle detenidamente.
Se tomó su medicación para los nervios, e intentó descansar.
En mitad de la noche notó algo extraño, notó como su cama se movía. Pensó que tal vez era su imaginación, ya le había advertido su médico que esa medicación era fuerte, pero nunca antes le había ocurrído nada raro. Tal vez la tensión que tenía esos ultimos días.
No dió mas importancia, hasta que de pronto, un golpe sordo abrió la puerta del armario de par en par...y pudo ver a través de una puerta que había en el fondo.
Lorena quedó sentada en la cama de un sobresalto, fue cuando empezó a notar como por debajo de la manta había algo, que se aproximaba a ella. Lorena quedó petrificada por el terror, que se iba apoderando de ella por momentos.
Pronto sintió como la agarraban de una pierna y como la empezaban a zarandear para un lado y para otro.
Su cuerpo comenzó a levitar sobre la cama, sus ojos en blanco hacían convertír esa imagen en algo terrorífico, de pronto calló a la cama y se puso a gritar, quería escapar, pero algo la estaba creando cortes en los brazos y piernas...empezó a sangrar mientras ella con una mirada de terror no daba crédito a lo que estaba ocurriendo.
No podía ver a nadie, ¿que es lo que estaba ocurriendo?
Mientras todo esto ocurría, los cristales de la ventana reventaron, llegando a alcanzarla y dejandola cortes en la cara e incrustandosele cristales en su cuerpo.
Su lengua empezó a hacer movimientos extraños y de su boca salió una lengua de mas de medio metro, igual que la de un camaleón.
Lorena lloraba gritaba, el dolor que sentia en todo su cuerpo era brutal, en un intento de querer salir de allí esa fuerza sobrenatural la estampó contra la pared, arrastrandola por todo el techo dejando todo el rastro de su sangre por él.
La muchacha estaba sufriendo algo atroz y nada ni nadie podía sacarla de ese estado.
Del fondo del armario apareció una sombra, una gran sombra que poco a poco fué tomando una forma ¿humana?, esa especie de sombra, o lo que fuera fue hablandola en una lengua extraña, y con unos dedos largos...y huesudos, la acariciaba el mentón para después hacerle un corte que le atravesó la cara de lado a lado.
Era el mismísimo diablo el que estaba ante ella.
Lorena ya no gritaba, su cuerpo estaba destrozado, sus ojos medio apagados.
El amo del infierno la cogió entre sus garras, la tumbó en la cama, y la poseyó, Lorena estaba agonizante.
Tras la violación, se dispuso a abrirle el vientre con sus propias garras, y de él sacó una criatura, sangre de su sangre, la semilla del mal...la que seguiría sus pasos en el reino del infierno.
Después de esto, desapareció con esa criatura en sus brazos.
Increiblemente Lorena no murió, esa misma madrugada dos cazadores pasaron cerca de la casa y al ver todo el desbarajuste que había por allí, se acercaron y al entrar no daban crédito a lo que veían, sangre por todos lados...paredes...techos...y en el frente de la cama, una frase echa con sangre: "Esto no ha hecho nada mas que empezar".
Los dos hombres, asustados cogieron a lorena y la trasladaron urgentemente al hospital mas cercano. Allí pasó unos meses hasta que estuvo recuperada fisicamente, pero no psicológicamente, quedando bastante traumatizada por los hechos, por lo que fué ingresada en un psiquiátrico para el resto de su vida.
Entre cordura y locura, desfigurada en cara y cuerpo, entre violaciones nocturnas, en las que una sombra que va tomando forma la visita cada noche, así entre dolor y terror...Lorena pasa doce años.
Doce años de terror y dolor, en los que nadie la cree, diciendo que todo es fruto de su locura, atiborrandola a pastillas que lo único que consiguen es tenerla drogada todo el dia, pero su cordura era si cabe mas que la de cualquier médico que la trataba.
No podía soportar mas esa situación, esas violaciones en la noche, llena de cardenales, cortes y heridas, y según los médicos era ella la que se autolesionaba.
Una noche en la que su cuerpo y su mente no aguantan mas esta situación, sin que nadie hiciera nada por evitarlo, ni por ayudarla, producto de su imaginación decían.
En un momento de desesperación, Lorena agarra una cuchilla del botiquín al cual se acercó a lo largo del dia fingiendo no encontrarse bien.
Y en la noche sola en su habitación, y encerrada en el baño...se corta las venas.
Por fortuna esta vez nadie llega a tiempo para salvarla, porque la autentica salvación está en su propia muerte.
FIN
Al final, se decantó por uno en tonos rosa y musgo, con flores en las paredes que le daban un cierto aire de nostalgia.
Bajó de nuevo y salió al coche para coger sus maletas y colocar sus cosas en aquel dormitorio, y al darse la vuelta...
_ Vaya, se ha debido de cerrar la puerta sola con el aire.
Y ahora la llave donde la dejé?...que cabecita. Ah ya, me acostumbraré a dejarla siempre en el aparador que hay al lado de la entrada así siempre sabré donde están.
Lorena dejó sus cosas en el dormitorio, para colocar en otro momento y bajó a la cocina a prepararse algo de comer, y colocar todo lo que había comprado en el pueblo.
La cocina se notaba fria, tan grande, tan vacía.
Se preparó algo rápido un sandwich y una ensalada. Se dirigió al comedor, y en una esquina de la gran mesa se sentó a comerselo tranquilamente.
Mientras comía, observaba la gran sala.
Notaba cierto escalofrío, y pensó que se debía a que la casa se encontraba fria debido a que nadie la habitaba.
Encendió la chimenea, y se sentó delante, observando las figuras que dibujaban las llamas.
Tan concentrada estaba en la imagen que no se dió cuenta de que la puerta del salón se cerró.
Al cabo de un rato, se levantó para beber del vaso de zumo que se había preparado, y según se lo tomaba, le pareció escuchar algo.
Lorena dejó el vaso y se acercó a la puerta, y al intentar abrírla, no pudo, pensó que se habría atrancado al estar tanto tiempo sin utilizar.
Volvió a intentar y acto seguido se abrió sin ningún esfuerzo.
Lorena se quedó un poco extrañada, pero era una mujer que no solía darle muchas vueltas a las cosas, por lo que recogió todo, y después de tomarse su pastilla para descansar...cerró las ventanas, qyue había abierto al llegar, y se subió al dormitorio.
Aquella noche, su primera noche en aquella casa de ensueño, de cuento de princesas, y príncipes...durmió como un lirón. Se encontraba tan cansada del viaje, que cayó rendida...
Despertó con la luz del dia, que a través de las cortinas de organdí, dejaba pasar los rayos del sol. Parecía que el día despuntaba bueno.
Lorena se levantó con energía, quería disfrutar de todo aquello, la casa...el lago que se encontraba a unos 200 metros, y al que nadie por lo que supo accedía desde hacía muchos años. Todo esto era nuevo para ella, acostumbrada al bullício de las gentes, de los coches, y era su paraíso particular, el tiempo que estuviera allí.
Capítulo III
Por el día se pasaba las horas escribiendo, en el despacho de la planta baja, aunque le parecía demasiado triste, y como aún había dias que apetecía salir fuera, a veces se íba al lago con el portátil, a escribir.
Allí frente al agua en calma, que le transmitía tanta paz, su mente se abría a la naturaleza, para escribir cosas bellas.
Una mañana, decidió ir a hacer un poco de ejercício por el bosque, escuchando musica en su mp4.
Iba haciendo footing, cuando le pareció ver algo que se movía entre los árboles, a su derecha. Fué aminorando la marcha hasta que paró y estubo observando, algo se movía, se quitó los cascos de la música y escuchó unas débiles pisadas.
Lorena empezó a ponerse nerviosa, porque allí nadie debía de haber, solo ella y la naturaleza. Su corazón se aceleraba a pasos agigantados. Cuando estaba a punto de echar a correr sin mirar atrás...pegó un grito al encontrarse de cara con un cervatíllo.
Se sintió ridícula ante aquella situación.
_ Menos mal que nadie me ha visto, que vergüenza, jaja rió.
Íban pasando los días, ya se notaba que se hacían cada vez mas cortos.
Se acercaba el mes de Noviembre...y el clima empezaba a ser inestable.
Una noche, otra de tantas, cuando llevaba allí mas de dos semanas, al irse a acostar y abrír la puerta de la habitación, notó un gélido frio que le heló la sangre. Tuvo que rodearse con sus brazos para apaciguar aquella sensación tan desagradable, el vello se le erizó.
Sintió, como una corriente de aire recorría de un lado a otro, la estancia...como queriendo marcar terreno.
Sintió miedo, no tenía idea de lo que podía ser.
Salió de la habitación, cogió una manta y se quedó a dormir en el sofá del salón de la planta baja.
Lorena habia alquilado la casa hasta finales de Febrero, nadie la esperaba en la ciudad, por lo que no tenía prisas para regresar.
Llevaba dos noches que al quedarse dormida, algo la despertaba de repente, hasta hacerla saltar de la cama. Siempre pensaba lo mísmo, que sería en sueño.
Una noche, estando a punto de meterse en la cama, escuchó unos pasos por el pasillo. Lorena se quedó petrificada, y sin respirar para escucharlos mejor, no sintió nada, pensó que eran los propios ruidos de una casa en silencio y casi deshabitada.
Se dispuso a dormir, y de repente, escuchó el portazo de una puerta al cerrarse. Pensó que podía haberse dejado alguna ventana de abajo abierta y era la corriente de aire.
Se levantó, y bajó, pero todo estaba en orden. Al ir de nuevo a subir a la planta de arríba, escuchó unos pequeños ruidos que provenían de la parte de los dormitorios.
Subió temerosa por no saber lo que se encontraría, pensó en ratas, o algún animal que se hubiera colado por las ventanas, pero allí no había nada.
Amaneció lloviendo y con frio, Lorena agradeció el haberse acordado el dia anterior de ir al pueblo a por unas cosillas que le hacía falta.
El coche la había dejado tirada cuando intentó arrancarlo para regresar.
No se podía esperar algo así, después de que el mecánico le asegurara de que todo estaba ya arreglado...
Le llamó desde una cabina toda enfadada, pidiendole explicaciones de el por qué, pero el mecánico poco podía hacer aunque lo hubiera intentado a mas de 400 km de distancia.
El hijo de la panadera se ofreció a llevarla de vuelta a la casa.
Por el camino, el muchacho le preguntó en casa se hospedaba, pero al decirle la casa que era, al joven le cambió el color de la cara, que por suerte ella no vió, pero que le notó algo extraño, cuando le dijo en un cruce a 50 metros, que debía volver pronto pues su madre le necesitaba.
La ayudó a bajar todos los bultos y allí la dejó, anonadada por tan absurda reacción.
_¿Habré dicho algo que le haya incomodado?
Que gente mas rara hay por aquí.
Por fin y con un poco de dificultad consiguió llegar hasta la puerta de la casa.
Se preguntaba si todos los hombres allí serían tan galantes, y se maldecía a ella misma por su mala suerte.
Ahora pensaba en su coche.
Lo dejó en el pueblo en un taller que nisiquiera sabía lo que le harían. Si uno que la conocía le dejaba el coche mal....¿que haría este que no la conocía de nada?
Bastante pesimísta por su suerte, se puso a recoger la habitación.
Al abrír el armario para colocar su ropa ya limpia, tocó algo en el fondo.
Siguió colgando la ropa, y pensando que sería lo que había tocado. Decidió mirar, y allí detrás había algo oculto tras un papel de pared pintado.
Pensó dejarlo, pues al fin y al cabo no era su casa, y quien sabe, lo mismo era un sobre fondo del armario nada mas.
Si, seguro sería eso, se convenció.
El dia lo pasó concentrada en su novela, que ya empezaba a coger forma, y se sentía felíz de haber podido arrancar una trama.
También se encontraba mejor del estrés, aquél retiro estaba dando su fruto.
Una noche en la que una fuerte tormenta traspasó con sus relámpagos los cristales de la ventana, Lorena se sentía un poco asustada por la fuerza que había tomado. Cerró todas las ventanas y se quedó en el salón de la planta baja frente a la chimenea...fijando su atención en las formas que dibujaban las llamas.
Algo la empujó a levantarse y mirar por la ventana, y pudo ver como un hombre desde fuera le hacía señas, con los brazos y gritando.
Se asustó al ver por allí a un hombre al estar tan lejos del pueblo, y mas aún con la tormenta que había.
Abrió la puerta y aquél hombre sin acercarse a la casa y a gritos le dijo:
_ ¡Llegó la hora. Él vendrá a por ti, el rey del mal, el mismísimo diablo en persona tomará de tus entrañas, huye, no pierdas mas tiempo, porque una vez que lo haga, no podrás dar marcha atrás, estás a tiempo aún de salvarte.!
Dicho esto salió corriendo despavorido rezando unas plegarias a gritos.
Lorena quedó aterrorizada, por las palabras de ese personaje, pensó que estaba loco, pues era lo mas normal, se metió dentro de la casa y cerró la puerta con llave.
Esa noche después de cenar subió temprano a su dormitorio, le apetecía escribir un rato en la cama.
La tormenta no cesaba, y no se podía concentrar en la novela, debido al ruido de los truenos y a que no se le iba de la cabeza lo que ese hombre le dijo, con esa cara de terror.
Dejó el portátil y apagando la luz, se dispuso a dormir. Fue cuando escuchó un ruido por el pasillo, de nuevo como aquella otra vez.
Esta vez Lorena se sentía mas asustada acaso sería por lo ocurrido esa noche, pero tenía que salir para ver lo que era.
Salió al pasillo, siguió el ruido por donde parecía que se escuchaba, y fue a dar con la habitación que se encontraba a espaldas de los dormitorios, aquella que estaba cerrada con llave, pero lógicamente no pudo hacer nada, los ruidos cesaron.
Definitivamente Lorena pensó que habia ratas en aquel cuarto, pero ¿como podía haberlo escuchado tan de cerca si estaba al otro lado del pasillo?
Casualidades, se dijo.
Capítulo IV
Lorena esa noche se tomó su pastilla para dormir y se acostó.
De nuevo algo la sobresaltó, mientras estaba sentada en la cama, con el corazón acelerado por el susto que recibió...pudo darse cuenta de algo.
En la lejanía parecía escucharse unos tímidos sollozos, que parecían proceder de la parte baja de la casa. No podia ser, no había nadie mas que ella allí, sería ya su imaginación por lo que estaba pasando. La tormenta, el loco...
Pensó en el sótano, pero no tenía llaves, puesto que no le dijeron nada y además que podría haber allí?...la caldera...cosas viejas guardadas por los dueños de la casa... no le daría mas vueltas, a veces el propio miedo hace escuchar cosas que no existen.
Una noche ya no pudo mas, los ruidos no cesaban y se decidió a ir a ver que ocurría.
Bajó muy nerviosa, sin saber lo que se encontraría allí.
La puerta del sótano estaba cerrada con un candado, lo empezó a manipular tirar, ayudandose de un martillo golpeando pero fue inutil, al no tener llaves, poco podía hacer.
En un momento en el que acercó el oido a la puerta para intentar escuchar algo...un fuerte golpe la hizo retroceder impulsivamente.
Fué directamente en la puerta, como si alguien hubiera golpeado fuertemente con algo.
Ella temerosa, preguntó si había alguien allí, y al otro lado se escuchó un leve gemido, como un quejido.
Siguió preguntando y una voz de mujer le pidió auxilio, diciendola que tenía miedo, que la sacara de allí.
_ ¿Como podía ser que una persona llevara tanto tiempo encerrada allí abajo,
y siguiera con vida?
Lorena, sacó fuerzas,se fue al granero y allí entre las herramientas que el dueño de la casa utilizaba para el campo, encontró un motosierra, algo que nunca antes había utilizado, pero que tenía que intentarlo como fuera.
Volvió a la casa, se acercó al candado y después de un largo rato de intentarlo, al fin lo consiguió.
El candado cayó al suelo, y ella se dispuso a abrir la puerta.
Allí no había nadie, comenzó a bajar las escaleras y llamar a la mujer intentandola tranquilizar, diciendola que ya estaba a salvo que no tuviera miedo, cuando de repente Lorena fue atravesada por una fuerza sobrenatural. Su cuerpo sintió una convulsión que la hizo caer al suelo, y perder el conocimiento.
A los pocos minutos despertó sin recordar nada de lo que le había sucedido, lo que vió fueron muchos trastos viejos...y lo que normalmente suele haber en sitios así, pero al fondo vió algo, una pequeña puerta muy vieja, cerrada únicamente con un cerrojo manual.
Lo abrió y lo que encontró allí la sobrecogió.
Enganchado a una pared con cadenas en manos y pies...ya medio desvencijado se encontraban los restos de una persona, solo quedaba el esqueleto, y junto a él...una cuna; al ir a mirar, vió algo expeluznante. El cuerpecito de un bebé con un aspecto totalmente demoníaco...sin descomponer.
Lorena salió corriendo y gritando, sin mirar atrás, cerro la puerta, y regresó al granero donde encontró unas tablas que clavó en la puerta de lado a lado...para que lo que fuera lo que había allí no saliera nunca, pero ya era demasiado tarde.
La casa estaba en calma, Lorena quiso llamar a la policia para contar el suceso, pero el teléfono de la casa no tenía línea, como era posible?...la dijeron que disfrutaría de línea telefónica, ese era el trato, y por eso dejó su móvil en casa, para que nadie la molestara, y a la vez ella estar en contacto con el exterior, pero no fue así.
Y sabe Dios cuando pasaría alguien por allí, que podría hacer?
Pensó que si había estado así mas tiempo no pasaría nada por que estuviera un poco mas, y decidió calmarse, al fin y al cabo estaban muertos, ya no podían hacer daño. Ella no imaginaba cuanto daño podrían hacerla.
Pero que era aquello? se preguntaba, llegó a la conclusión que era un bebé deforme,
¿acaso un muñeco?...pues no llegó a verle detenidamente.
Se tomó su medicación para los nervios, e intentó descansar.
En mitad de la noche notó algo extraño, notó como su cama se movía. Pensó que tal vez era su imaginación, ya le había advertido su médico que esa medicación era fuerte, pero nunca antes le había ocurrído nada raro. Tal vez la tensión que tenía esos ultimos días.
No dió mas importancia, hasta que de pronto, un golpe sordo abrió la puerta del armario de par en par...y pudo ver a través de una puerta que había en el fondo.
Lorena quedó sentada en la cama de un sobresalto, fue cuando empezó a notar como por debajo de la manta había algo, que se aproximaba a ella. Lorena quedó petrificada por el terror, que se iba apoderando de ella por momentos.
Pronto sintió como la agarraban de una pierna y como la empezaban a zarandear para un lado y para otro.
Su cuerpo comenzó a levitar sobre la cama, sus ojos en blanco hacían convertír esa imagen en algo terrorífico, de pronto calló a la cama y se puso a gritar, quería escapar, pero algo la estaba creando cortes en los brazos y piernas...empezó a sangrar mientras ella con una mirada de terror no daba crédito a lo que estaba ocurriendo.
No podía ver a nadie, ¿que es lo que estaba ocurriendo?
Mientras todo esto ocurría, los cristales de la ventana reventaron, llegando a alcanzarla y dejandola cortes en la cara e incrustandosele cristales en su cuerpo.
Su lengua empezó a hacer movimientos extraños y de su boca salió una lengua de mas de medio metro, igual que la de un camaleón.
Lorena lloraba gritaba, el dolor que sentia en todo su cuerpo era brutal, en un intento de querer salir de allí esa fuerza sobrenatural la estampó contra la pared, arrastrandola por todo el techo dejando todo el rastro de su sangre por él.
La muchacha estaba sufriendo algo atroz y nada ni nadie podía sacarla de ese estado.
Del fondo del armario apareció una sombra, una gran sombra que poco a poco fué tomando una forma ¿humana?, esa especie de sombra, o lo que fuera fue hablandola en una lengua extraña, y con unos dedos largos...y huesudos, la acariciaba el mentón para después hacerle un corte que le atravesó la cara de lado a lado.
Era el mismísimo diablo el que estaba ante ella.
Lorena ya no gritaba, su cuerpo estaba destrozado, sus ojos medio apagados.
El amo del infierno la cogió entre sus garras, la tumbó en la cama, y la poseyó, Lorena estaba agonizante.
Tras la violación, se dispuso a abrirle el vientre con sus propias garras, y de él sacó una criatura, sangre de su sangre, la semilla del mal...la que seguiría sus pasos en el reino del infierno.
Después de esto, desapareció con esa criatura en sus brazos.
Increiblemente Lorena no murió, esa misma madrugada dos cazadores pasaron cerca de la casa y al ver todo el desbarajuste que había por allí, se acercaron y al entrar no daban crédito a lo que veían, sangre por todos lados...paredes...techos...y en el frente de la cama, una frase echa con sangre: "Esto no ha hecho nada mas que empezar".
Los dos hombres, asustados cogieron a lorena y la trasladaron urgentemente al hospital mas cercano. Allí pasó unos meses hasta que estuvo recuperada fisicamente, pero no psicológicamente, quedando bastante traumatizada por los hechos, por lo que fué ingresada en un psiquiátrico para el resto de su vida.
Entre cordura y locura, desfigurada en cara y cuerpo, entre violaciones nocturnas, en las que una sombra que va tomando forma la visita cada noche, así entre dolor y terror...Lorena pasa doce años.
Doce años de terror y dolor, en los que nadie la cree, diciendo que todo es fruto de su locura, atiborrandola a pastillas que lo único que consiguen es tenerla drogada todo el dia, pero su cordura era si cabe mas que la de cualquier médico que la trataba.
No podía soportar mas esa situación, esas violaciones en la noche, llena de cardenales, cortes y heridas, y según los médicos era ella la que se autolesionaba.
Una noche en la que su cuerpo y su mente no aguantan mas esta situación, sin que nadie hiciera nada por evitarlo, ni por ayudarla, producto de su imaginación decían.
En un momento de desesperación, Lorena agarra una cuchilla del botiquín al cual se acercó a lo largo del dia fingiendo no encontrarse bien.
Y en la noche sola en su habitación, y encerrada en el baño...se corta las venas.
Por fortuna esta vez nadie llega a tiempo para salvarla, porque la autentica salvación está en su propia muerte.
FIN